Para los habitantes de
un país en vías de desarrollo las posibilidades de viajar a otros países son
pocas, pero siempre está ese sueño. Los estudiantes buscan becas en otros
continentes, leen, quieren probar comidas de otras culturas, conocer otras
personas, sentir la música extrajera y claro siempre dar a conocer su país. Una
vez al año desde que estoy en la universidad viajo por veintidós naciones en un
solo día. No es un sueño, tampoco una alucinación, es la Feria internacional de
la Cultura y la Amistad (FICA).
En un día puedo conocer
rasgos culturales de países lejanos como, Rusia, Japón, Irán, Suiza, entre
otros. El cerebro está preparado para asimilar los nuevos conocimientos y
abrirse a las nuevas culturas, que pueden tener muchas diferencias con la de mi
país. Cada embajada representa un pedacito de cada nación, todos traen algo que
identifica su patria y su propósito principal es promocionar las becas, ya sea
para estudiar una carrera, una especialización o simplemente aprender el
idioma.
No todo es aprender y
exponer, una feria sobre países no está completa sin el toque gastronómico. Es
imposible preguntar por El Salvador sin probar sus pupusas, muchas veces
imitadas, pero jamás igualadas, o pasar por la madre patria España sin probar
la paella de pulpo acompañada por una sangría. Luego de tanta comida y de tanta
mezcla supe que iba a pasar algo, pregunté por los planes de becas españolas y
miré hacia la derecha, ahí estaba Holanda.
Los holandeses están
preocupados por los altos números de promiscuidad y por la prevención de las
enfermedades de transmisión sexual. Habían dos juegos sobre sexualidad y protección
a la hora de tener relaciones sexuales: eran juegos de mesa. Los jóvenes
eran conducidos por dos hermosas
muchachas nicaragüenses y al ganador le daban una pelota de fútbol anaranjada.
Eso me recordó que tenía que ir a Italia, la ganadora de cuatro copas del
mundo.
La representación de
Italia no eran gran cosa, hay dos mesas pegadas con un hombre blanco y calvo de
unos treinta años con acento italiano y una muchacha nicaragüense. No me
importó que no tuvieran algo vistoso o excéntrico porque mi atención fue
captada por el plan de Becas a la universidad de Bolonia, en ese momento
imaginé estar en el estadio de dicha ciudad narrando un juego del club de fútbol
y luego viajar a Finlandia. Eso sí lo pude hacer, caminé cinco metro y ya
estaba en la casa de unos de los mejores vodka del mundo.
“¿Cuál es la población
aproximada de Finlandia?”- Gritaba una muchacha de risos dorados, con ojos
brillantes y voz chillona- 5 millones! grité al azar –¡Correcto!– dijo, ella
estudia tecnología de ambiente en Finlandia y se fue por una beca que consiguió
hace dos años gracias a su asistencia a una feria como ésta.
Cuatro horas después,
el tiempo de aprender se acabó, ya no estaban los estudiantes porque se fueron
a ver a las candidatas para Miss Fica. Los toldos iban quedando vacíos, pero la
mente estaba llena de recuerdos. La semilla de la curiosidad y todos los deseos
de superación habían sido regados por una brisa de oportunidad. El día llegó a
su ocaso, la Fica consiguió nueva reina y los corazones quedaron llenos de
inspiración para un futuro cercano.